Por: Buque de Papel. Bogotá. Fotos: Prensa propia.
Para Gloria Arce hablar de resiliencia es recordar cuando escuchó que tenía cáncer de seno, luego de sortear la mediocridad de algunos médicos y la burocracia de un sistema de seguridad social indolente con el que tuvo que batallar, incluso legalmente.
Todo comenzó un domingo en plena misa cuando un dolor agudo e insoportable la invadió. Después del susto, días después detectó el incremento muy notorio de la masa pectoral en los senos y de nuevo un dolor intenso.
Después de no obtener una respuesta satisfactoria de los galenos que la observaron tuvo que contactar a médicos familiares suyos en Popayán quienes constataron de qué se trataba.
Gloria enfrentó lo sucedido con valentía. Luego de su operación llegaron las quimioterapias y las radioterapias. Aplicando su profesión de psicóloga y con una inquebrantable fe, desarrolló una serie de consejos o “tips”, para enfrentar el tratamiento que fue muy denso. Son unos consejos con mucho de sentido común y que van desde mascar chicle, hasta usar turbantes coloridos, cuando el cabello se cae por efecto de los químicos y hay que rapar la cabeza al cero.
Resiliencia significa capacidad de superación, de resistir y de levantarse luego de una enorme caída. Y Gloria decidió asumir su destino con el fin de apoyar también a sus compañeras de tratamiento y a quienes quieran conocer su historia. Un buen día decidió que escribir era lo que necesitaba para complementar su tratamiento psicológico y derrotar al pesimismo, a esa sensación de descreimiento y que no hay nada que hacer.
Gloria demostró que sí queda mucho por vivir, por sus dos hijos, por ella misma y fue declarada superviviente de cáncer en marzo de este año.
Por eso, además de volcar sensaciones y palabras en las hojas, Gloria Arce sube a Buque de Papel y digitalizó su libro que hace parte de La Tienda del Buque.
En esta dirección La Tienda del Buque se encuentra este libro electrónico de Gloria, con enlaces a diferentes portales explicativos, académicos y con suficiente información sobre los conceptos médicos, psicológicos y espirituales que le ayudaron a construir su camino contra el cáncer.
“Durante la construcción de este libro no podía ignorar que le puse punto final en el mismo lugar donde tuve la primera señal de mi mal: en el templo de Tuluá, Valle del Cauca. Allí mismo concluiría este relato de mi vida de paciente resiliente, en medio de una pandemia”, concluyó.