Por: Mauricio Arroyave
Abrí el libro de Camila Sosa Villada. Estaba ahí sin llamar la atención en una estantería junto con otros textos por revisar, casi escondido, humilde en su delgadez entre otros más llamativos y pesados.
Había pasado mi mirada sobre él varias veces, y un susurro me llegaba desde adentro de esas páginas. Yo acusaba recibo de su mensaje, pero aun así lo dejaba para más tarde. Quizás era por la portada, que no me gusta ni poquito, quizás porque el nombre de su autora era desconocido para mí o quizás, porque el título me era indiferente: La novia de Sandro. ¿Por qué, entonces, me llegaba ese susurro de ese libro en particular y no así de otros en ese montoncito de con los que estaba?
La respuesta la encontré fácil: sólo me bastó leer un par de sus poemas, la mayoría presentados como un pequeño cuento, una anécdota. Entonces recordé que no en vano siempre he hecho caso a esos delicados llamados de atención que me envían ciertos libros. Sólo yo los escucho: emiten el sonido como de una carraspera, una tosecita, un parpadeo. En realidad, me están diciendo: “oye, soy de los tuyos, dame una oportunidad y te lo demuestro”. Mi biblioteca está llena de esas voces de papel.
Y sucedió que el susurro de La novia de Sandro era uno de ellos. Este canto de sirena sí que me llevó a buen puerto. Entonces descubrí que la voz de Camila Sosa Villada es espumosa de lo suave al paladar y que en ella viajan las sexualidades marginales, los tercermundistas y castigados con su canto de amor aprendido del dolor y de la circunstancia de que su corazón empiece la cabeza y termine en la punta de sus pies.
La voz de Camila es la de quien ama con cada glóbulo rojo, la de quien se esculca sus intersticios para lucir con orgullo sus heridas de guerra, la de la hija, la madre y la artista que tantas preguntas y algunos reproches tiene que hacerle a la vida. Pero, sobre todo, es la de tantas mujeres trans, que en sus procesos de construcción y deconstrucción han aprendido tantas cosas.
Camila Sosa Villada nació en la provincia de Córdoba, Argentina; en varias entrevistas ha contado el dolor y las humillaciones que tuvo que sufrir en un pueblo de cinco mil habitantes cuando a sus dieciséis años decidió travestirse. Aunque estudió cuatro años de comunicación, su vida se la ha dedicado al arte, al teatro, al cine, la televisión —es dramaturga y actriz— y a la literatura —su novela Las malas recibió el premio Sor Juana Inés de la Cruz 2020—. Este es su primer libro de poemas.
¿Les ha pasado que tiemblen al leer una página de un libro? ¿Qué el aliento de sus páginas parece haber sido creado para sus papilas? Eso me pasó a mí. Ahora quiero leer todo de ella, conocerla. Tal vez, amigo lector, este libro no le toque como lo hizo conmigo, lo que pasa es que cuando algo bueno me sucede entonces quiero compartirlo, sólo con la intención de que posiblemente alguien llegue a compartir esa felicidad.