Por: Olga Ruth Gómez T., Buque de Papel, Bogotá.
En el segundo día de trabajo en Rock al Parque, cubriendo las ruedas de prensa de las diferentes bandas distritales, nacionales e internacionales, nos enteramos que el martes 2 de julio se iba a realizar una serie de charlas con los artistas que iban a participar en el concierto de cierre con la filarmónica.
Teníamos el orden de las ruedas de prensa de los tres días y entre ellos no estaba Robi Draco Rosa, pero sí Zeta Bosio y podríamos hacerle preguntas y el saludo para compartir con nuestros lectores.
A Robi lo tuvimos en Rock al Parque de 2017. Nos contestó en la rueda de prensa, pero faltó el saludo. Así que tomamos la decisión de ir a la charla en la nueva Cinemateca Distrital.
Hablamos con los colegas de la oficina de prensa de Idartes y nos avisaron que para ese día no se había programado la asistencia de prensa, pero que podíamos ir como público.
Pasaron los días de mucho trabajo, de la presentación de las bandas y los shows especiales: por primera vez el festival duró 4 y no tres días, ya que finalizó a la 1:30 de la mañana del martes 2 de julio.
Terminé viendo el toque de la filarmónica en casa. Tan solo tendría dos horas de sueño, ya que tenía que llevar a mis hijos al colegio en la mañana y de ahí salir para la Cinemateca. Las boletas las entregarían a las 8 de la mañana y suponíamos que mucha gente iba a ir a ver a los artistas.
En punto estaba haciendo fila con unas 40 personas por delante de mí. Cuando llegué a la ventanilla solicité mi boleta y me dieron una para una fila muy atrás. No iba a tener la oportunidad de cumplir la misión. Les escribí a los colegas de Idartes, para lograr entrar como prensa o por lo menos tener una silla más delante de lo que me había correspondido. La gestión logró su cometido. Ya podía estar en la fila D, silla 18.
Entramos a las 10:15, cuando nos habían dicho que el ingreso iba a ser a las 9:45. Me senté en mi silla llegó una colega con quien comentamos incidencias del festival. Al momento, un funcionario se excusó por el retraso y pidió que los asistentes nos sentáramos más adelante, así que con ese cambio logré estar en la primera fila y al frente de los dos artistas.
Zeta
La charla fue conducida por el locutor Alejandro Marín quien ahondó en las anécdotas –cientos de ellas- que Zeta protagonizó como bajista y parte esencial de Soda Stéreo. Por ejemplo, cómo involucraban la electrónica en los trabajos discográficos de Soda y cómo Gustavo Cerati cambiaba todo para hacerle caso a su talento y genialidad. La charla duró media hora. Una vez Marín lo despidió varios espectadores pensaron lo mismo que yo y se abalanzaron para lograr firmas, selfies, fotos. Los de logística lo impidieron.
Y así se fue Zeta Bosio por el pasillo que conduce a la parte trasera de la llamada Sala Capital. Constaté que ese es también el acceso al recinto y hacia allí me dirigí. Cuando estaba saliendo vi a “Chuky” García, el curador de Rock al Parque; lo llamé y le pregunté si era posible hablar con Zeta Bosio o Robi. Me dijo que el argentino salió rápidamente, pero que con Robi Draco era mucho más fácil.
Al instante, y por las escaleras, salió el puertorriqueño con toda su comitiva, me acerqué: “Robi… ¿me puedes dar un saludo y responder un par de preguntas? Buque de Papel, mi medio, te preguntó en Rock al Parque de 2017”. Se me quedó mirando como quien no entendía y me dijo que esperara un momento hasta que puso todo en contexto.
Me agarró de la cabeza y me dijo que por supuesto. Se dirigió hacia su manager y le dijo que no se acordaba del medio. “Un buque es un barco, Robi”.
Estoy apuntando la cámara a su cara y veo que está grabando; él mira a la lente y dice: “amigos de Buque de Papel, les mando un enorme saludo…los quiero a todos y sigan amando la música y viviendo”. Me suelta la cabeza, bajo la cámara y le agradezco.
Cuando me dirijo de nuevo a la sala me da por revisar la cámara y veo que no grabó el saludo, solo la parte cuando habla con su manager y después piernas y movimiento sobre el suelo. No sé qué pasó, si por los nervios activé el obturador antes y al volver a oprimir el botón rojo lo que hice fue detener el mecanismo, o si la cámara se dañó justo en ese momento.
Intento respirar y pensar qué hacer. Entro a la sala, escucho su charla, pero con un sabor agridulce y rabia. Enciendo la cámara de nuevo uy grabo parte de su intervención; avisan que hay que detener celulares y equipos. Lo registrado ya está en redes del Buque.
Robi
La charla se centró en su vida personal, de su actual momento de separación de su esposa y cómo es su “disciplina” para la creación de las canciones.
Cuando termina la charla entre Robi y Alex Pinilla, todo el mundo se para para poder obtener un autógrafo. Espero un momento y ya salgo de la sala y voy al sitio donde debe pasar para llegar a las escaleras que lo va a llevar al parqueadero.
Pero la comitiva y Robi se regresan al sitio donde no los pueden ver los fans; al principio todos están encima esperando y llamándolo, poco a poco se van, se dirigen hacia el primer piso. Espero alrededor de 15 minutos, pero en el lapso le escribo a uno de los contactos y le pregunto si hay posibilidades de hacerle dos preguntas a Robi Draco, me contesta que no, yo le insisto, pero me dice que no puede.
Cuando vuelve a estar frente a mí le digo que la cámara no registró, que si podemos repetir el mensaje. Asediado por fanáticos y sus guardas, no me respondió, saludó a un conocido y se va por las escaleras, donde ya no dejan pasar.
No me doy por vencida. Miré al conocido que lo acababa de saludar y veo que se dirige hacia la salida de la Cinemateca con las llaves de su auto en las manos. Lo sigo y llego a la salida del parqueadero. Por allí debía salir de nuevo. Solo ruego que se dé el milagro dos veces.
Cuando sale el vehículo que lleva a Robi registro con la maldita cámara. Le grito que nos dé el saludo; solo se despide con la mano y se aleja, de nuevo.
Al revisar de nuevo confirmo que desactivé el mecanismo en el momento menos indicado y tan solo quedó el registro del abordaje, las piernas corriendo y la angustia de perder la oportunidad por una pavada. Así que decido escribir estas líneas. Y bueno, será hasta una próxima ocasión señor Rosa, si la vida la vuelve a ofrecer.